Add parallel Print Page Options

»Pero en mí, aunque yo hable, el dolor no cesa;
y aunque deje de hablar, no se aparta de mí.
Porque ahora él me ha fatigado;
ha asolado toda mi compañía.
Me ha llenado de arrugas: testigo es mi delgadez,
la cual se levanta contra mí para testificar en mi rostro.

Read full chapter